El doble estigma: migrar y vivir con VIH

Las personas migrantes que viven con VIH enfrentan barreras invisibles que no deberían existir: prejuicios, miedo y discriminación.

Hablar de “doble estigma” es hablar de derechos humanos, de acceso a la salud y de empatía. Migrar no debería significar menos atención y vivir con VIH no debería significar menos dignidad.

EL VIH

El VIH sigue rodeado de miedo y desinformación.

A pesar de los avances médicos, el estigma persiste. Muchas personas aún asocian el VIH con conductas “culpables” o con imágenes antiguas de la enfermedad y esto genera miedo a hablar del tema, autoestigma y discriminación en espacios de trabajo, salud y comunidad.

Con tratamiento, las personas con VIH pueden tener una vida larga y saludable —y no transmiten el virus (indetectable = intransmisible).

El problema no es vivir con VIH, sino los prejuicios que lo rodean.

La migración

Ser migrante no debería significar menos derechos.

Las personas migrantes suelen enfrentar barreras legales, culturales y lingüísticas al acceder a la salud. A veces, el miedo a ser señaladas, deportadas o maltratadas las aleja de los servicios sanitarios a lo que se suman los prejuicios institucionales y los tantos comentarios discriminatorios.

En muchos países, las tasas de diagnóstico tardío son más altas entre personas migrantes —no porque haya más casos, sino porque llegan más tarde al sistema de salud.

Migrar no quita derechos. Los derechos humanos cruzan fronteras.

Doble estigma

Doble estigma: cuando migrar y vivir con VIH se entrelazan.

Esta intersección amplifica las barreras:

  • Falta de información en el idioma o contexto cultural adecuado.
  • Temor a revelar el diagnóstico por miedo al rechazo.
  • Desconfianza hacia las instituciones de salud.
  • Invisibilidad en campañas y políticas públicas.


Las personas migrantes con VIH quedan en una zona gris, donde algunos programas no las contemplan plenamente, por lo que garantizar atención universal al VIH y salvar vidas es esencial.

El doble estigma no es inevitable, es resultado de prejuicios que podemos cambiar.

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