Espacios seguros: una necesidad para la salud mental del colectivo LGBTIQA*

La salud mental no depende solo de lo que sentimos, sino también de los entornos donde existimos.

Para muchas personas LGBTIQA*, el simple hecho de ser auténticas puede implicar miedo al rechazo, la burla o la violencia.

Ahí es donde los espacios seguros se vuelven vitales.

Un espacio seguro es cualquier lugar, físico o virtual, donde la diversidad se respeta, se escucha y se celebra.
Allí no hace falta “explicarse”, y eso tiene un impacto profundo en el bienestar emocional.
Cuando podemos hablar sin miedo, compartir experiencias y recibir apoyo, disminuyen la ansiedad, la depresión y el aislamiento.

Estos espacios no solo brindan contención; también fortalecen la autoestima, la identidad y el sentido de pertenencia.
Son lugares donde las personas LGBTIQA* pueden construir comunidad, sanar heridas y crecer con libertad.

Crear espacios seguros es responsabilidad de todes:

En las escuelas, garantizando educación inclusiva.
En los trabajos, promoviendo políticas de respeto y diversidad.
En las familias y amistades, escuchando sin juzgar.

Porque cuidar la salud mental también significa cuidar los lugares donde podemos ser nosotres mismes.

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