Más del 60% de los jóvenes LGBTIQA* ha sufrido acoso escolar. Comentarios sobre su forma de vestir, burlas por su voz, rechazo por a quién aman o incluso violencia física. Muchos callan por miedo, por vergüenza o porque sienten que nadie los escuchará y apoyará.
El acoso no siempre comienza con golpes. A veces empieza con una risa, con una palabra que parece inofensiva, con un silencio cómplice, pero del mismo modo que la violencia empieza con una palabra, el cambio también puede hacerlo: respeto, empatía, apoyo.
Ser aliade significa no mirar hacia otro lado. Cuando escuches una burla, no la rías. Si puedes, detenla.
Usa siempre los nombres y pronombres que las personas elijan, aunque te cueste al principio.
Fomenta que los coles e instis sean lugares seguros donde todes puedan expresarse sin miedo a ser juzgades.
Promueve charlas, talleres o actividades que hablen de respeto y diversidad.
A veces, ser aliade es tan simple como preguntar: “¿Cómo te sientes?” o “Puedes contar conmigo”.
Este viernes, levantemos la voz contra la violencia y el acoso escolar. Porque ninguna persona debería esconder quién es para sentirse segura. Porque la escuela debe ser un lugar donde aprendamos no solo materias, sino también empatía, respeto y humanidad. Educar en diversidad es prevenir la violencia.
La diversidad no se acosa. Se reivindica.


