El colectivo LGBTIQA+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Intersexuales, Queer y Asexuales, entre otras identidades) ha sido históricamente objeto de discriminación, estigmatización y exclusión social en diversas culturas y contextos. Las minorías sexuales, como el colectivo LGBTIQA+, continúan enfrentándose a un mayor número de eventos psicosociales estresantes y a unas condiciones de estigmatización a nivel estructural que moderan y/o median el desarrollo de varios problemas de salud mental, desde cuadros internalizantes (p.e. depresión, ansiedad) hasta conductas de riesgo, como abuso de sustancias, comportamientos sexuales de riesgo o conductas suicidas.
Los principales factores de riesgo en el colectivo LGBTIQA+ se encuentran en la falta de aceptación por parte de la familia y de sí mismos (reflejado en una mayor LGBTIfobia interiorizada), sentimientos negativos sobre la propia sexualidad y/o género, insatisfacción con el aspecto físico, mayor tendencia de comportamientos agresivos, mayor historia de abuso físico y sexual, mayor incidencia de ansiedad, depresión y abuso de alcohol y otras sustancias.
La discriminación y el estigma a los que se enfrenta el colectivo LGBTIQA+ han sido identificados como factores de riesgo que contribuyen a la alta prevalencia de dificultades de salud mental, incluido el riesgo de suicidio. Las personas LGBTIQA+ experimentan el llamado “estrés de minoría”, que surge de la falta de aceptación y la violencia basada en la orientación sexual e identidad de género. Este estrés crónico puede llevar a la alienación, la ansiedad y la depresión, aumentando significativamente la vulnerabilidad al suicidio.
La diversidad dentro del colectivo LGBTIQA+ presenta desafíos únicos en la prevención del suicidio. Por ejemplo, las personas trans pueden enfrentar dificultades específicas relacionadas con la dificultad de aceptación de su identidad o el acceso limitado a la atención médica. Las mujeres lesbianas y bisexuales, presentar dificultades en el acceso a servicios de reproducción.
En el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, recordemos la importancia del autocuidado:
- Aprende a decir no cuando sea necesario y establece límites saludables en tus compromisos y relaciones;
- Dedica tiempo para hacer cosas que te gusten y te relajen. Ya sea leer, dibujar, escuchar música o tomar un baño relajante, es importante tener momentos de paz y disfrute personal.
- Mantén conexiones sociales significativas. Pasar tiempo con amigos y seres queridos puede brindarte apoyo emocional y reducir la sensación de aislamiento.
- Establece momentos para desconectar de la tecnología. El exceso de tiempo en pantalla puede aumentar el estrés y la ansiedad. Dedica tiempo a actividades que no involucren dispositivos electrónicos.
La prevención del suicidio dentro del colectivo LGBTIQA+ requiere una mirada integral para la puesta en marcha de acciones efectivas para la mejora de la salud mental comunitaria de este colectivo. La educación es un pilar fundamental: la sensibilización sobre los desafíos que enfrentan las personas LGBTIQA+ puede reducir el estigma y fomentar un entorno más comprensivo. Los servicios de salud mental culturalmente competentes son esenciales para proporcionar un apoyo adecuado. Además, el acceso a grupos de apoyo y comunidades LGBTIQA+ puede ayudar a mitigar el aislamiento y fomentar el sentido de pertenencia.
En definitiva, el colectivo LGBTIQA+ enfrenta una realidad compleja en términos de salud mental y riesgo de suicidio, debido a la discriminación arraigada y los desafíos únicos que enfrentan día a día. La prevención del suicidio debe considerar la diversidad afectivo sexual, de género y familiar, así como el hecho de abordar los factores de riesgo relacionados con el estigma y la falta de aceptación. La educación, la sensibilización y la provisión de servicios de salud mental accesibles y culturalmente competentes son aspectos esenciales en la creación de un entorno en el que todas las identidades LGBTIQA+ puedan desarrollarse libremente.