¿De dónde venimos?
Hace casi 20 años los activismos Trans* internacionales que se organizaron en la Red de Despatologización Trans. Se inició una campaña mundial: Stop Trans Pathologization , en la que Exigían entre otras cosas, la retirada de la categoría disforia de género / trastornos de la identidad de género de los manuales internacionales de diagnóstico. la abolición de los tratamientos de normalización binaria a personas intersex, el libre acceso a los tratamientos hormonales y a la cirugías sin tutela psiquiátrica, y la cobertura pública de la atención sanitaria especializada a personas trans. ¿Dónde estamos ahora? Actualmente la transexualidad ya no es considerada una enfermedad mental (OMS), por tanto, no debe ser diagnosticada y tampoco necesita tratamiento gracias a la Red de Despatologización Trans. Sin embargo, en 2018 la OMS pasó a considerarla como una “incongruencia de género” y se incluyó en el capítulo “condiciones relacionadas con la salud sexual” de la CIE-11.
Los activismos Trans* se mantienen críticos ante el término “incongruencia de género”, ya que sigue ejerciendo una patologización, y refuerza la creencia de que lo ‘normal’ es la forma en que las personas heterosexuales y cisgénero performan el género. Por tanto nos volvemos a encontrarnos con la idea de que son los cuerpos cis-heterosexuales los que representan la cúspide de la naturalidad y normalidad, ahora bajo el rótulo de “congruencia”.
Por tanto, y a pesar de los avances, las personas trans* aún viven el estigma, la discriminación y múltiples violencias, a nivel institucional y social. Las personas trans* aún tienen que someterse a diversos requisitos para el reconocimiento de sus identidades.
¿A dónde queremos llegar?
Aún queda camino para lograr la despatologización total de las personas trans. Erradicar de la vida cotidiana la concepción de algunas formas de género como una patología será un proceso largo y difícil, porque aunque la OMS y la CIE afirmen que no se trata de un trastorno mental, el estigma sigue existiendo y calando en el discurso de muchas personas profesionales de la salud. Creer que todas las personas Trans tenemos la misma relación con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad nos homogeniza y encasilla en la idea de que debemos rechazar partes de nuestro cuerpo para ser ‘lo suficientemente trans’, cuando en realidad no hay una sola manera de ser trans. Este estigmas que sufren las personas Trans puede reducirse a través de la educación sexual integral y que, de manera interna, entre personas trans* se compartan espacios, experiencias y afectos. La despatologización se puede lograr si damos espacios a personas trans, escuchándolas, respetando sus procesos, sin juzgar ni invalidar sus vivencias.
Por esta razón desde 2009 cada 22 de octubre se conmemora el Día de Acción por la Despatologización de las Personas Trans. Es una fecha donde los activismos y las personas trans*
reivindican sus identidades, corporalidades y subjetividades, y visibilizan las consecuencias que genera patologizarlas.

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