El bullying se entiende como todas las agresiones y conductas violencias sean físicas, verbales o psicológicas que una persona sufre de forma prolongada en el tiempo y de manera intencionada por parte de los y las agresoras, ya sea por parte de una persona o por un grupo de personas.
Se estima que 1 de cada 10 niños y niñas sufren bullying, y ese porcentaje aumenta si las personas menores pertenecen al colectivo LGTBIQ+, ya que aumentan las conductas discriminatorias y las agresiones que se ejercen en cualquiera de sus formas, donde la principal motivación son las creencias (relacionadas con los prejuicios y estereotipos) ya sea porque se “cree” que la persona víctima puede pertenecer al colectivo o porque se conoce que forma parte del mismo.
Los datos que se manejan a través de Amnistía Internacional son escandalosas, número que ponen de manifiesto la necesidad de aplicar protocolos y espacios seguros para el colectivo LGTBIQA+. Además, esto reivindica la necesidad de introducir contenidos en materia de diversidad con el fin de prevenir las conductas discriminatorias, en tanto que la estadística revela que el 49% de las personas que pertenecen al colectivo LGBTIQA+ han sufrido bullying en la infancia y adolescencia.
Un estudio realizado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) recogen los siguientes datos: un 43% de quienes sufren bullying por motivos lgtbifóbicos se plantea el suicidio y un 17% de las personas intentaron suicidarse una o varias veces.
Frente a ello, existe una estadística más alarmante que pone de relevancia la incipiente necesidad de trabajar con los agentes implicados e implicadas en el cambio y la transformación social, pues sólo el 19% de las personas percibieron ayuda del profesorado y de profesionales, lo que implica una situación de impunidad que genera que los y las agresoras sigan desarrollando conductas agresivas y acoso reiterado.
Las secuelas del bullying se manifiestan de forma física y psicológica, con, incluso, dificultades de socialización en las personas víctimas.