Una viaje hacia la historia de las personas asexuales

La asexualidad es la orientación del deseo caracterizada por no sentir atracción sexual hacia otras personas o sentirla poco intensa, poco frecuente o bajo circunstancias determinadas (espectro asexual). Así, la historia de la asexualidad ha estado marcada por varios hitos significativos que han contribuido a la comprensión y visibilidad de esta orientación del deseo: 

1. Reconocimiento del término “asexualidad”

En 1896, el sexólogo alemán Magnus Hirschfeld comenzó a investigar el término “asexualidad” y lo mencionó en su panfleto “Sappho und Sokrates”, donde se refirió a personas que carecían de cualquier deseo sexual y las vinculó con el concepto de “anestesia sexual”.

Posteriormente, en la década de 1940, la sexóloga británica Elizabeth O. Wilson fue la primera en utilizar el término “asexualidad” para describir a personas que no experimentaban atracción sexual hacia otros individuos. A través de su investigación y trabajo, Wilson buscaba desafiar la idea de que todas las personas necesariamente experimentan atracción sexual, reconociendo la importancia de incluir la asexualidad dentro del espectro de orientaciones sexuales.

En 1948, la escala de Kinsey incorporó la categoría “X” para hombres que no reportaron reacciones o contactos socio-sexuales, encontrando que aproximadamente el 1,5% de los varones adultos encajaban en esta categoría. Luego, en 1953, esta escala incluyó la categoría “X” para mujeres que no reportaron reacciones o contactos socio-sexuales, con un 19% de las mujeres entrevistadas encajando en esta categoría.

2. Fundación de la Asexual Visibility and Education Network (AVEN)

En el año 2001, David Jay, un activista asexual estadounidense, fundó la Asexual Visibility and Education Network (AVEN), que se convirtió en un punto de referencia importante para la comunidad asexual. AVEN se dedica a proporcionar recursos, apoyo y educación sobre la asexualidad y ha sido fundamental para la creación de una comunidad global de personas asexuales y aliados.

3. Primeros estudios específicos sobre asexualidad. 

En 1977, Myra Johnson fue autora de uno de los primeros artículos académicos que abordaron el tema de la asexualidad en el libro “The Sexually Oppressed”. En este trabajo, Johnson describió la “asexualidad” como la carencia total de deseo sexual, mientras que a aquellos que experimentaban deseo sexual pero no deseaban satisfacerlo con otras personas los etiquetó como “autoeróticos”. Su enfoque se centró en los desafíos que enfrentaban estas mujeres, a quienes, en su opinión, a menudo se les pasaba por alto en medio de la revolución sexual y los movimientos feministas de la época. Este trabajo significativo contribuyó a arrojar luz sobre un aspecto importante de la sexualidad que había sido subestimado o mal comprendido hasta entonces.

En 1983, Paula Nurius realizó un estudio pionero que proporcionó datos empíricos sobre personas asexuales y su relación con la salud mental. Este estudio empleó una variante del modelo de Kinsey para evaluar la orientación sexual de los participantes, considerando tanto su comportamiento sexual como su deseo. Es importante destacar que esta investigación marcó un hito en el reconocimiento y comprensión de la asexualidad en el ámbito académico.

4. Creación de organizaciones y grupos de apoyo locales

En el año 2000, se fundó el grupo de Yahoo llamado “Haven for the Human Amoeba”, siendo una de las primeras comunidades asexuales en línea que surgieron.

Un año después, en 2001, David Jay fundó la Red de Visibilidad y Educación Asexual (Asexual Visibility and Education Network, AVEN), que se convirtió en una de las comunidades asexuales más prolíficas y reconocidas entre las diversas que empezaron a formarse con la llegada de la World Wide Web y las redes sociales.

En 2016, se crea la primera asociación para personas asexuales, Asexual Community España (ACE).

5. La discriminación hacia las personas asexuales: acefobia. 

La acefobia se refiere al prejuicio, discriminación o aversión hacia las personas asexuales. Se trata de una forma de discriminación basada en la orientación sexual y puede manifestarse de diversas maneras, como burlas, estigmatización, negación de la existencia. 

En conclusión, estos logros significativos en la historia de la asexualidad han sido fundamentales para promover una mayor comprensión y respeto hacia las personas asexuales. No obstante, todavía enfrentamos el desafío de erradicar la discriminación y el estigma asociados con esta orientación sexual. Para alcanzar una sociedad verdaderamente inclusiva y diversa, es vital seguir visibilizando, educando y apoyando a las personas asexuales.

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